domingo, 24 de noviembre de 2013

RECUPERADOS EN GUIPÚZCOA RESTOS DE LA COLONIZACIÓN ROMANA






INSCRIPCIÓN ROMANA DE MEATZERREKA



Hallan una inscripción latina en una piedra procedente de Meatzerreka. Un erudito exhumó la piedra en 1804 y se la llevó a Madrid, y desde entonces permanecía en el olvido absoluto

17.04.11 - 02:34 -


Recientemente el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alicante, Juan Manuel Abascal, ha publicado en la revista 'Archivo español de arqueología' del año 2010 un artículo dedicado a una inscripción latina custodiada en el Museo de Segóbriga (Saelices, Cuenca), perteneciente a la colección de la Real Academia de la Historia de Madrid, cuyo origen era desconocido hasta la fecha.
La referida inscripción muestra el siguiente texto latino: 'Valerivs tirio dialco votum libens me rito.', y, tal y como se ha descubierto, fue llevada a Madrid en 1804 por el erudito José de Vargas Ponce, después de exhumarla en el entorno de la ermita mondragonesa de San Valerio de Meatzerreka.
La historiadora mondragonesa Arantza Otaduy Tristán, tras leer el trabajo de Abascal, ha reconstruido la historia de este hallazgo sensacional.
Esteban de Garibay
Otaduy señala que las primeras referencias escritas de esa inscripción se encuentran en los textos del historiador Esteban de Garibay, quien indicó que Juan de Ortega, obispo de Calahorra-La Calzada, diócesis a la que pertenecía por aquel entonces Mondragón, se había personado en el lugar para dar con el presunto enterramiento del santo zaragozano San Valero. Y es que decía Garibay que en Meatzerreka existía una piedra con un texto antiguo que mencionaba a ese santo. Además, San Valerio tenía gran devoción entre los mondragoneses del siglo XVI y éstos acudían hasta la ermita para realizar ritos que aliviaban el dolor de cabeza.
Y fueron esos ritos los que hicieron sospechar a la Santa Inquisición de que en Mondragón se rendía culto a un dios precristiano llamado Decalgos, por lo que en los albores del siglo XVIII la piedra inscrita fue retirada de la ermita y enterrada.
Hubieron de pasar varios años, hasta que en 1804 el citado José de Vargas se personara en Mondragón para recuperar la inscripción y llevarla a Madrid. Pero, los acontecimientos históricos que se sucedieron a comienzos del siglo XIX hicieron que su estudio no viera la luz, y, consecuentemente, el origen de esta piedra cayó en el olvido durante más de 200 años, hasta la publicación del artículo del año 2010.
Este importante descubrimiento, Según Arantza Otaduy, podría «apoyar la teoría del historiador mondragonés José María Uranga, quien siempre defendió la tesis del intercambio cultural dado en Mondragón entre los romanos y las tribus autóctonas que moraban esa tierra».
A juicio de la historiadora arrasatearra, también es reseñable que la piedra «apareciese en el barrio de Meatzerreka, tradicionalmente ligado a la minería del hierro. Siendo éste el mineral que puede justificar la presencia de los conquistadores latinos. Por último, el hallazgo contribuye a esclarecer, en cierto modo, el oscurantismo existente en la historiografía local sobre la Época Antigua».
Definitivamente, los ciudadanos de Mondragón «deben sentirse muy orgullosos de la historia de su pueblo, porque allí se han encontrado restos de todos los períodos de la historia occidental conocidos». Como recalcaba Arantza Otaduy, de Mondragón «es el resto humano más antiguo del País Vasco, el húmero de la mujer heidelbergensis de Lezetxiki. También hay un poblado de la edad de Hierro en Murugain. Se conoce la existencia de un castillo, el de Arrasate, previo a la fundación de la villa. Su historia medieval y moderna es apasionante. Sus moradores conocieron el declive de las ferrerías tradicionales y el desarrollo de la Revolución Industrial. Parece inevitable ligar la historia de Mondragón a la metalurgia del hierro y, ahora, la inscripción CIL II 4977 del Museo de Segóbriga puede que abra el camino al estudio de la extracción de ese mineral en el Mondragón de Época Romana».

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