viernes, 9 de octubre de 2015

AUZOLAN EN LA CALZADA ROMANA DEL PIRINEO





http://www.aranzadi.eus/arqueologia/auzolan-en-la-calzada-romana-del-pirineo
Para este fin de semana (10-11 de octubre), Aranzadi ha organizado un auzolan y una visita guiada a los yacimientos arqueológicos vinculados a la calzada romana que atravesaba el Pirineo por el territorio de los vascones. Desde el año 2011 esta zona está siendo objeto de intervenciones arqueológicas por parte de un equipo de investigación de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el MOLA (Museum of London Archaeology). Esta actuación se está desarrollando con la colaboración de los municipios de Luzaide·Valcarlos, Orreaga·Roncesvalles, Auritz·Burguete, Erroibar·Valle de Erro, concejo de Auritzberri-Espinal, Artzibar-Valle de Arce, Agoitz-Aoiz y Ekai-Longida. Se invita a todas las vecinas y vecinos, socias y amigos de Aranzadi a participar en esta jornada donde se podrá colaborar en las labores de limpieza de un tramo de la calzada y recibir información por parte de los investigadores de Aranzadi. Además, se visitarán los sondeos arqueológicos de la campaña de este año. PROGRAMA 1o de Octubre, sábado 10:00 – 14:00 horas. Inicio del auzolan y punto de reunión en el pueblo de Nagore, junto al Ayuntamiento. Se recomienda que cada persona voluntaria traiga unos guantes de trabajo, ropa deportiva, y una herramienta de limpieza de vegetación (azadas, podadera, machete, etc). 14:30 horas. Comida en Nagore, cada uno traerá su comida y a todas las personas que hayan participado en el auzolan se les ofrecerá bebida. En el transcurso de la comida se ofrecerá una charla informativa por parte de los arqueólogos. HORARIO DE LA JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS 11 de Octubre, domingo 10:30 horas. Inicio y punto de reunión en el pueblo de Nagore, junto al Ayuntamiento. La visita se prolongará hasta las 13:00 horas. Cada persona deberá venir en su vehículo particular, se recomienda ropa deportiva. Se visitarán tramos de la calzada, el yacimiento de Arce, los miliarios expuestos en el Concejo de Auritzberri – Espinal, y los sondeos arqueológicos en los términos de Zaldua y Otegi. AVISO A efectos de organización, toda persona que quiera participar en este auzolan y actividades debe llamar a la Sociedad de Ciencias Aranzadi , 943466142, o enviar un e-mail idazkaritza@aranzadi.eus, y decir su nombre y DNI. De este modo se le hará un seguro de accidente. Como en todas las actividades, excursiones, visitas, etc, la Sociedad de Ciencias Aranzadi no se hará responsable de aquellos percances generados por no observar las normas de la organización y los procedimientos aquí establecidos.

jueves, 8 de octubre de 2015

LA CIUDAD ROMANA DE ITURISSA











http://www.aranzadi.eus/arqueologia/encontrados-los-restos-de-la-antigua-ciudad-romana-de-iturissa Después de una ardua investigación de las calzadas romanas del Pirineoa, Aranzadi ha descubierto la ciudad de Iturissa en Auritz – Burguete. Tras varios años de investigación de las antiguas calzadas romanas del Pirineo, un equipo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha descubierto los restos de la antigua ciudad de Iturissa, mencionada como ciudad vascona por Estrabón en el Siglo II. D.C. Gracias a un programa de voluntariado patrocinado por la Unión Europea, se han realizado excavaciones arqueológicas que han tenido como resultado la localización de los dos primeros miliarios encontrados en el Pirineo y los restos de las edificaciones de la ciudad de Iturissa. * Pedimos disculpas a los vecinos de Auritz – Burguete, ya que por un error de redacción, se han confundido los sondeos arqueológicos realizados entorno a Iturissa, (que se han realizado en Auritz – Burguete) con los miliarios descubiertos en Espinal.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

LOS HISTORIADORES NIEGAN LA EXISTENCIA DE UN SUSTRATO INDEPENDENTISTA CATALÁN



http://www.lne.es/aviles/2015/08/18/historiadores-niegan-existencia-sustrato/1801812.html


Los historiadores niegan la existencia de un sustrato independentista catalán

El profesor Santos Yanguas destaca que la comunidad no existió en la época romana, "ni siquiera como una subdivisión de la Tarraconensis"

 

  "El sustrato independentista catalán no está en la Edad Antigua", aseguró ayer en La Granda el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo, Narciso Santos Yanguas, que se encargó de abrir el seminario "Reflexiones sobre la historia de Cataluña" con una charla en la que desgranó el papel de la región durante la dominación romana. Este curso se desarrollará esta semana en la residencia de La Granda, la sede de los cursos que celebran este año su trigésimo séptima edición. Margarita Cantera, de la Complutense, tampoco halló este sustrato independentista en la Edad Media, pese a que allí algunos historiadores certifican el nacimiento del estado catalán. El escritor Fernando Álvarez Balbuena, del Real Instituto de Estudios Asturianos, fue al grano: "Cataluña ha sido independiente 12 días en los últimos mil años". ¿Y por qué entonces ha florecido el independentismo? Los expertos reunidos por el profesor Emilio de Diego esperan alcanzar la respuesta con la conclusión del curso, uno de los que se prometen más polémicos del verano.
"La presencia de tierras catalanes en la historia comienza con el desembarco de los escipiones en Ampurias", recordó Santos Yanguas. "Primero fue la conquista de la península y, posteriormente, su romanización", añadió. Y la romanización supone la presencia de elementos itálicos. "Comenzó entonces la explotación agrícola de los territorios: no sólo aceite, también vino, que era muy apreciado en Roma", continuó el profesor. "Cataluña no existió como división territorial, ni siquiera como subdivisión", señaló Santos. "En la Edad Antigua no existía en Cataluña ningún elemento particular con respecto al resto de la península", concluyó el profesor Santos.
¿Y en la Edad Media? Tampoco existe distinción singular con respecto al resto de la península. La profesora Margarita Cantera se retrotrajo al reino visigodo. "Gregorio de Tours habla de los reyes de España y no de los reyes de los francos, como sucedía en la Galia carolingia", señaló. Cantera apostilló que los godos establecieron su primera corte en Barcelona y que eso denotaba la pérdida de preeminencia de Tarraco sobre la actual capital catalana, pero esto no tenía, a juicio de Cantera sustancia particular. "Es cierto que hubo revueltas de condes catalanes, pero no por el territorio, más bien por el poder, en el ámbito del contexto de la monarquía electiva de los visigodos", aseguró Cantera.
Fernando Álvarez Balbuena intervino por la tarde en la primera jornada. Su ponencia se centró en la Edad Moderna. "Cataluña no existió por sí sola y sí lo hizo como parte de Aragón", apuntó.
Explicó que los condes catalanes "eran delegados reales, no soberanos en sus territorios" y recalcó que "lo de los príncipes es una manera de hablar". Y es que el "princeps" era "el conde principal, no el príncipe". El resultado final es que el territorio catalán sólo fue independiente durante la Guerra de Sucesión, la I República y durante la II República. "La última vez, 17 horas", concluyó.

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martes, 18 de agosto de 2015

EL MORTERO ROMANO DE FORUA

El mortero romano de Forua, visitable desde hoy en el Museo Arqueológico

 La pieza está datada entre finales del siglo I y mediados del siglo II y podrá verse hasta el 4 de octubre

 El mortero de cerámica de Forua, datado entre finales del siglo I y mediados del siglo II, podrá visitarse desde hoy y hasta el 4 de octubre en el Museo Arqueológico. La pieza fue hallada rota en pedazos por la arqueóloga Ana Martínez en 1992 y ha sido restaurada. Estaba en una zanja en el lado norte de uno de los edificios del poblado romano.

http://www.elcorreo.com/bizkaia/costa/201508/08/mortero-romano-forua-visitable-20150807210159.html 

 

viernes, 29 de mayo de 2015

ELISEO GIL Y LA ROMANIZACION EN VASCONGADAS





DIARIO EL PAÍS

ELISEO GIL ARQUEÓLOGO "Hay gente que en nuestro país lleva muy mal la romanización

"

 La romanización de Euskadi fue objeto de unas jornadas internacionales organizadas hace dos años en San Sebastián por la Asociación de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza. El arqueólogo Eliseo Gil presentó esta semana los dos volúmenes que recogen, en castellano, euskera y francés, las comunicaciones e intervenciones del encuentro. Eliseo Gil, de 36 años, es desde hace cuatro años director de las excavaciones en el oppidum romano de Iruña, en Ogilaz (Álava) y vicesecretario de la Sociedad de Estudios Vascos. Pregunta. ¿Por qué se ha investigado tan escasamente la romanización del País Vasco hasta hace poco? Respuesta. Ha habido que superar una barrera psicológica que hacía que tocar el tema pareciera inoportuno. Desde luego, nunca me he sentido responsable de lo que ocurrió hace dos mil años, pero hay gente que en este país lo vive y lleva muy mal. Lo cierto es que los avances en la investigación sobre la época se han producido hace muy poco, quince o veinte años. P. ¿Se puede decir que los romanos entraron en Euskal Herria hasta la cocina, igual que en otras partes? R. No sé si se metieron en nuestras cocinas, pero desde luego sus cacharros sí estuvieron en ellas. La comunidad científica tiene claro el tema desde hace mucho tiempo, pero lo cierto es que estamos aún en un primer estadio de comunicación al público de esa reconstrucción histórica basada en la arqueología y las ciencias auxiliares. Esa época no es cualquier cosa. Son dos siglos de primeros contactos y cinco siglos de integración en un aparato estatal, por cierto con dimensión europea, moneda única y una lengua oficial; y en el interior de todo eso, un mosaico de pueblos con sus culturas y muchos con lenguas propias que, en casos como el nuestro, tuvieron la capacidad de conservar. P. No se puede hablar entonces de una resistencia aguerrida a la invasión. R. Aquí, no. Los vascos de la época se dedicaban más bien a resistirse aguerridamente los unos a los otros. La resistencia a los romanos se dio en la meseta castellana y en Cantabria-Asturias. La lucha vasca fue la de Aquitania, al otro lado de los Pirineos, donde sí se produjo resistencia a la conquista de las Galias. Nuestra parte fue una zona de retaguardia de los romanos frente a la resistencia cántabra. P. ¿Subsisten aún muchos falsos mitos sobre la época? R. Uno de los grandes temas, que ha generado ríos de tinta, es el de la cristianización. Nos hemos movido entre dos corrientes: los que sostienen casi que en Euskadi había cristianos antes de Cristo, y perdón por el chiste fácil, y los que se van al otro extremo y niegan la cristianización hasta la época medieval. Hace bien poco se ha publicado un estudio que la sitúa en el siglo VII, pero los datos arqueológicos nos permiten decir con garantías que, al menos, se remonta a principios del siglo V.

 

lunes, 26 de enero de 2015

DE CONTROVERSIAE VASCONIAE

OPPIDA IMPERII ROMANI

DE CONTROVERSIA VASCONIAE


[Fotografía de la ciudad romana, de nombre aun no confirmado, de Santa Criz de Eslava, un enclave romano extraordinario de la Navarra Media -ver aquí reciente reportaje de Diario de Navarra- que corresponde a alguna de las antiguas ciudades de los Vascones. La foto es de Luis del Rey, de la Guía Arqueológica de la Península Ibérica que mereció nuestra atención ya en otro post de este blog]
Hace ya algunos años, en los últimos ochenta, Juan José Sayas publicaba un 'programático' artículo titulado "De historiae Vasconiae rebus controversis" (la referencia completa aquí) en el que repasaba algunas cuestiones todavía controvertidas sobre los Vascones de las fuentes antiguas un pueblo al que, como sabrá el asiduo de Oppida Imperii Romani, venimos prestando atención al menos desde que tuvimos el privilegio de coordinar el volumen Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización (Gobierno de Navarra, Pamplona, 2006) y de ocuparnos, para él, de la reducción de las ciuitates supuestamente vasconas citadas por las fuentes (pincha aquí) un tema que, como podrá comprobar quien descargue el artículo, aun tiene muchas cuestiones abiertas si bien, obviamente, no es el fundamental de este pueblo de la Antigüedad. Pero, lo cierto es que, desde ese momento, el año 2006 -pero también 1987, la fecha del trabajo de Juan José Sayas- la bibliografía sobre Vascones se ha multiplicado notablemente (un cierto balance hacíamos no hace mucho en el post Scripta Vasconica, de este mismo blog) y, también, la presencia de algunas de las ciuitates del denominado "territorio vascón" en Oppida Imperii Romani (Andelo, Cara, Pompelo, Santa Criz, Campo Real, Los Bañales...) se ha ido incrementando de manera continuada. Ese incremento bibliográfico -con un volumen publicado en la Serie Instrumenta de la Universitat de Barcelona en 2009 (pincha aquí) y con el reciente Entre Vascones y Romanos. Sobre las tierras de Navarra en la Antigüedad, Pamplona, 2013- ha permitido que, cada vez, estén más claras -al menos para la communis opinio, otra cosa es que haya gente que siga aferrada a viejas teorías que, a veces, aun siguen desfilando por publicaciones más o menos contrastadas, especialmente en la red- algunas cuestiones 'esenciales' -y remarcamos el término- respecto de ese grupo de población al que Roma, por razones que desconocemos pero que bien tuvieron que ver con su deseo -y necesidad- de controlar el territorio, bautizó como Vascones (confesamos que nos sentimos totalmente herederos de la visión que respecto de éstos expone WULFF, F.: "Los Vascones como paradigma", en ROLDÁN, J. M., y WULFF, F.: Citerior y Vlterior. Las provincias de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001, pp. 407-416, imprescindibles).

Por eso, cuando el pasado mes de Diciembre, nuestra compañera en el Departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra y a la sazón directora de la Cátedra de Lengua y Cultura Vasca de la Universidad de Navarra, María del Mar Larraza, nos invitó a -como hiciera el pasado año, entonces, todavía profesando nosotros en la Universidad Nacional de Educación a Distancia- dictar una charla de carácter general sobre los Vascones de las fuentes antiguas (a la del año pasado puedes acceder desde aquí) pensamos que era una buena ocasión para remarcar esas certezas que, desde luego, modifican mucho la visión tradicional que se ha ido forjando -tras decenios de investigación- sobre los antiguos habitantes del entorno de Navarra, y subrayamos, también, lo del 'entorno' por razones que más abajo se aducirán y que conoce ya el lector más o menos versado en la cuestión vascónica.

Esas certezas que, a la vez, son, a nuestro juicio, características definitorias de la etnia en cuestión son (y algunas, de hecho, están bien tratadas en un simpático opúsculo editado por el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra hace algunos años: MÚGICA, M.: Los Vascones, Pamplona, 2007):

[1] Si entendemos por etnia -como la define la Real Academia de la Lengua- un grupo cohesionado, con identidad de sí mismo, ancestro, cultura e historia comunes y definido, por tanto, en función de una serie de afinidades, los Vascones, desde luego, no lo fueron o, al menos, no lo fueron estrictamente. Probablemente la consideración de aquéllos como tales obedece más a una observación externa, por parte de Roma, y a un sentido utilitario de control territorial que a uno identitario que, en cualquier caso, exigiría que Roma percibiera algún elemento distintivo en la comunidad a la que definió como Vascones. Mientras de otros colectivos indígenas hispanos sí se conservan, por ejemplo -como ha subrayado recientemente M. Navarro en un trabajo publicado en CABALLOS, A. (dir.): Roma generadora de identidades. La experiencia hispana, Madrid, 2011, pp. 107-140- menciones de procedencia en la onomástica (Celtiber, Calaicus, Cantaber...) no existen éstas para los Vascones un término que, además de en las fuentes literarias, sólo aparece atestiguado epigráficamente en documentos de carácter oficial, el más célebre la recientemente redescubierta inscripción del censo de C. Mocconius Verus (CIL VI, 1643: pincha aquí para los últimos datos sobre la pieza y de su paradero, en el Museo del Louvre de París).

[2] Desde un punto de vista territorial, entre la República y el Principado, no hay un territorio que pueda ser considerado -al margen de como recurso metodológico- como propio de los Vascones antiguos. Los datos de Estrabón, Livio y Plinio apenas coinciden en señalar la vinculación de aquéllos con el Pirineo, su relación con la ciuitas de Pompelo y de Oiasso y con un espacio más llano en el entorno de Calagurris, el ager Vasconum (esto se ha subrayado con acierto por E. Cantón en un imprescindible trabajo en Veleia, 22, 2005, pp. 129-143) y con otro más bien boscoso, del entorno de Oiasso, el saltus Vasconum, acaso un distrito minero (Arkeolan, 15, 2008, imprescindible). Los datos onomásticos, toponímicos y de la teonimia indican, sin embargo, que la población claramente vascónica -si por tal entendemos la que hablaba vasco antiguo- se concentraría, sin embargo, entre la Navarra Media Oriental y las actuales Cinco Villas de Aragón (y no en la Comunidad Autónoma Vasca, no en vano hacia ese actual territorio los testimonios disponibles remiten más bien a una lengua de raigambre céltica, como han demostrado, entre otros J. Velaza o F. Beltrán Lloris, por ejemplo en VELAZA, J.: "El vasco antiguo y sus vecinos según la epigrafía", en IGARTUA, I. (ed.): Euskara eta inguruko hizkuntzak historian zehar, Vitoria, 2012, pp. 75-84). En ningún momento puede sostenerse, por tanto, una expasión vascona, como se pensó en los años ochenta, y menos a costa de pueblos de su entorno, sencillamente, los Vascones o, mejor dicho, población 'vascónica' aparecía dispersa y repartida por un territorio, desde luego, en lo geográfico, nada homogéneo.

[3] Si el territorio no parece un elemento unitario y la lengua vasco-aquitana apenas está atestiguada epigráficamente -y en fecha ya tardía, como se ha visto en las referencias anteriores o como ha repetido constantemente J. Gorrochategui: Veleia, 24-25, 2007-2008, pp. 1185-1201, por ejemplo- en un sector muy concreto del espacio que se atribuye a los Vascones -fundamentalmente, insistimos, colocando en el mapa las póleis que le atribuye Ptolomeo- no parece que el vasco fuera la lengua mayoritaria -ni desde luego, fue la lengua de la elite- en el espacio vascónico. Muy verosímilmente, ese elemento -una lengua que no era ni ibérica ni indoeuropea- pudo llamar la atención de Roma que debió otorgar el apelativo de Vascones a la población de un territorio que era, efectivamente, un trifinium cultural de celtas, íberos y, claro, vasco-aquitanos. La diversidad pudo ser, por tanto -a espera de un marcador arqueológico que permita caracterizar una cultura material, prerromana, común y distinta a la de los celtíberos, por ejemplo- la nota dominante de este grupo étnico de la Antigüedad Peninsular. Algunas ciudades claramente vascónicas -por su ubicación en relación al registro epigráfico del entorno y, por tanto, al medio lingüístico y por su propio topónimo- como pudo serlo Segia (Ejea de los Caballeros, Zaragoza) evidencian, a través del Bronce de Áscoli (CIL I, 709) una composición poblacional étnicamente heterogénea.

[4] En ningún momento -salvo tras el final de Roma y justo coincidiendo con el momento en que la desaparición de la globalización cultural de Roma motivó el resurgir de viejas identidades, que casi no se ha detenido hasta nuestros días- los Vascones consta que actuaron como grupo, en bloque, desde una perspectiva política. No puede, pues, afirmarse, ni que fueran hostiles a Roma en las guerras de conquista -lo que no parece, dado que no hay noticias al respecto, como suele haberlas en las fuentes para otros pueblos belicosos- ni que se alineasen en favor de Sertorio o de Pompeyo en las guerras civiles de la década de los setenta del siglo I a. C. La documentación epigráfica que atestigua, desde la época republicana romana, el modo de funcionamiento de la administración al modo romano, pone bien de manifiesto que, en realidad, fue siempre la ciudad, y no la etnia, la que articuló las relaciones Roma-indígenas o las relaciones de los indígenas entre sí. Debió haber, sin duda, ciudades que tomaron partido por Sertorio -como Calagurris (véase el trabajo de J. L. Ramírez Sádaba en Gerión, 3, 1985, pp. 232-245- pero la existencia de un foedus (ver aquí, con discusión y fuentes) suscrito por los Tarracenses -y el propio episodio de la fundación de Pompelo, pese a su carácter ambivalente- permiten pensar que también habría otros centros colaboracionistas con la causa senatorial dentro de lo que venimos considerando el "territorio vascón". Más diversidad, por tanto, como no podía ser de otro modo.

[5] Desde una postura historiográfica, ¡y también política!, cualquiera de las opciones que han recurrido -nunca mejor dicho- a los Vascones para justificar planteamientos de carácter territorial -bien nacionalista español bien nacionalista vasco bien autonomista navarro- merecen nuestro respeto una vez que se han amparado en el análisis de la documentación antigua por más que éste, ocasionalmente, haya sido un análisis superficial o torticero. Sin embargo, el lector comprenderá que con lo dicho hasta aquí, no puede de ningún modo sostenerse que los Vascones sean un elemento que tenga algo que ver con la población antigua de las provincias de la Comunidad Autónoma Vasca aunque tampoco que sean, estrictamente -aunque esta afirmación puede tener más fundamento histórico o, cuando menos, documental- los antecesores de los actuales "Navarros". Sencillamente, se trata de un pueblo -definido por su diversidad- que, muy probablemente, por el nombre que Roma le dio, ha despertado la atracción de pensadores y politólogos a veces sin demasiada documentación o, cuando menos, sin demasiada reflexión. En cualquier caso, esos usos y abusos de esta etnia histórica son siempre sugerentes y hacen, siempre, 'grandes', los tiempos antiguos (nosotros mismos nos ocupamos del asunto en un trabajo publicado en la Revista de Historiografía, 8-1, 2008, pp. 41-54, con abundante bibliografía), ¡y hay mucho por hacer, aun, en este sentido!

Pues bien, esto, y no otra cosa, son los Vascones, a partir de ahí el resto de elementos -su conexión pirenaica, el concepto de los mismos en la tardoantigüedad, la reducción de sus ciudades, sus elementos definitorios materiales, etcétera- pueden aun discutirse y, seguro, se irán aportando nuevas luces en años venideros. En un reciente trabajo -en los Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra- en el que nos ocupábamos, precisamente, de esa imagen social -o, más bien, pedagógica- de los Vascones (pincha aquí) hacíamos una reflexión del esfuerzo de transferencia que, empleando, además, las potencialidades de la web 2.0, debíamos hacer docentes e investigadores para difundir a la sociedad los resultados de nuestra investigación. La charla que inspira este post, impartida en un foro universitario, pretendía hacer síntesis, y balance de esas cuestiones que, en su mayor parte, como se ha visto, se apoyan en investigaciones propias y, también, en geniales ideas de otros colegas. Si compartir aquí la presentación y el audio de la intervención -que puedes obtener más abajo- sirve para dar un paso más en pro de esa difusión, el esfuerzo, de nuevo, habrá valido la pena.

jueves, 16 de octubre de 2014

UNA PELICULA SOBRE LA VASCONIZACIÓN TARDIA

http://www.nabarralde.com/es/egunekoa/12539-una-pelicula-sobre-la-falsa-tesis-de-la-euskaldunizacion-tardia
Aitzol Altuna Enzunza   

Josu Venero y Alberto Santana, con la colaboración de ETB, firman una película presentada en el Festival de San Sebastián con el título: “Una historia de Vasconia: euskaldunización tardía”, basada en una tesis jamás probada, que en realidad tenía en su origen una clara intencionalidad política y que tiene la misma consistencia como la que tuvieron el vasco-iberismo, el vasco-cantabrismo, el tubalismo e infinidad de teorías más que se han ido diluyendo en el tiempo por su inconsistencia, pero que rebrotan de vez en cuando.
La sinopsis de la película tiene claroscuros que podemos ir desgranando. La primera parte es actual y correcta: “Desde hace 25 años en Santimamiñe, en Finaga, en Buzaga y, sobre todo, en Aldaieta, se descubren nuevos cementerios de familias de guerreros armados con terribles hachas de combate y espadones de doble filo que han dado la vuelta a todo lo que creíamos saber sobre los años oscuros desde la caída del Imperio Romano y los tiempos de los visigodos. Los expertos creen que es probable que en estos años se creara una Vasconia de influencia germánica, no goda (…)”.
Como escribía el jefe de las excavaciones de Aldaieta Agustín Azcarate: “Lo sorprendente es que esta gente se entierra con unos ritos funerarios y unos materiales que no tienen nada que ver con la Hispania visigótica, sino más bien con el mundo franco del norte de los Pirineos”. Es sorprendente para el que buscaba otra cosa (la fábula del origen godo de España) y normal para las historiografía baskona-nabarra. Pero hay que hacer un importante matiz, los arqueólogos franceses, entre los que se encuentran N. Aberg, E. James o S. Lerenter, distinguen perfectamente en las distintas excavaciones que han realizado, un conjunto de caracteres arqueológicos definido como “facies vascona” o “aquitana”, diferenciable de otros calificados como “septentrional o franca”. Es decir, tras la caída del Imperio Romano Occidental, los restos de los lugares mencionados y otros como Pamplona-Iruñea y Tafalla en Alta Navarra, Argiñeta y Mesterika en Bizkaia, o los de Zornoztegi, Aistra y Alegría-Dulantzi en Alaba, nos hablan de una comunidad de gentes, pueblo o nación, diferente a la goda y a la franca, llamada en las crónicas baskona, con su epicentro político en el río Garona (Burdeos-Toulouse) donde residían los príncipes y condes baskones cuyo poder llegaba hasta el río Ebro y más al sur.
Después viene la parte oscura de la sinopsis de la película que está también recogida en el título, “euskaldunización tardía: (…) una Vasconia que extendió el euskera de los vascones hasta los territorios occidentales de Euskal Herria, la actual Comunidad Autónoma Vasca (sic.)”. Esta teoría se contradice con la arqueología, la lingüística, la etnografía, la toponimia, los textos históricos (inexistentes) y, encima, su fundamento primigenio es totalmente anacrónico como veremos.
La tesis inicial fue del conocido historiador y arqueólogo iberista Manuel Gómez-Moreno (Granada 1870-Madrid 1970), el cual en 1925 decía que “en las modernas provincias vascongadas (…) vivían gentes de raza cántabro-astur”. El historiador, filósofo y arqueólogo alemán Adolf Schulten copió la idea un par de años después (1927). Pero fue su fundamental valedor Claudio Sánchez-Albornoz (Madrid 1893-Ávila 1983), catedrático de historia en las universidades de Madrid, Barcelona y Buenos Aires, así como presidente en el exilio de la Segunda República española. Sánchez Albornoz era conocido entre nosotros por su “vascofobia”, más si cabe hacia el Lehendakari Agirre, el cual no quiso entrar en el Gobierno español en el exilio que presidía Claudio Sánchez-Albornoz y contra el que el insigne madrileño dijo cosas durante la represión franquista como:“Pero yo le decía al presidente del Gobierno vasco, cuando yo era presidente de la República en el exilio: hablen el vasco, si es que pueden, porque la mayoría no lo saben, pero a pagar impuestos como todos los españoles".
La hipótesis defendida con vehemencia por Sánchez Albornoz y sobre el que gira la película, era que el pueblo prerrománico de los baskones se expandió tras la caída del Imperio Romano Occidental (año 476) hacia territorios de la actual Comunidad Autónoma Vasca (Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba), pero sin olvidar otros como la Cantabria oriental, norte de Burgos desde Atapuerca y La Rioja.
Pero, ¿cuál era el territorio originario de esos baskones prerrománicos? Tampoco sería “sólo” la actual Comunidad Foral Navarra. Los límites aproximados serían los siguientes: su núcleo principal estaría efectivamente en Alta Navarra, pero ampliada por los extremos hacía el Aragón moderno, incluyendo los suesetanos de las “Cinco Villas” de influencia céltica en el sur que estarían bajo su dominio, hasta el municipio de Alagón, llegando por tanto hasta casi la misma Zaragoza (Salduba en el idioma nativo). Por el Este, todo el Canal del Berdún hasta Jaca y la jacetania que también era baskona o estaba bajo su dominio. Por el Suroeste, ciudades de la actual Rioja Baja como Calahorra o Alfaro (antigua “Ilurcis”) se consideran baskonas, así como la cuenca del río Cidacos en Soria. Los baskones bajarían por el río Gallego, el río Aragón y el Arba hasta los montes de Castejón. La Rioja alabesa actual y San Vicente de la Sonsierra-Ávalos, según Caro Baroja, pudieran ser también baskonas, así como el occidente alabés. Por último, de los ríos Oria al Bidasoa en Gipuzkoa y más al noreste todo Lapurdi hasta Baiona (lapurdenses) también estaría bajo su dominio según el historiador Manex Goyenetche (1942-2004).
La teoría de una expansión altomedieval de estos baskones para llegar a todos los territorios de habla vasca altomedieval que antes no lo eran, es fácilmente rebatible si se va al detalle de la misma, pues se basa principalmente en algo tan poco consistente como la palabra “vasconizae” (de donde vendría “vascongado”), que interpretaba Sánchez Albornoz como que fueron “vasconizados”, cuando en “romanzae” no ve que fueron “romanzados” sino que hablaban un idioma romance. Euskaltzaindia lo explica así en su “Libro Blanco del euskera”: “Vascongado hay que interpretarlo como romanzado con romance, es decir, el que sabe euskera” (no que ha sido “vasconizado” por alguien).
Koldo Mitxelena, el lingüista más importante en temas vascos del siglo pasado, lo tenía claro en su libro “La lengua vasca”: “Los argumentos con que se ha apoyado esta teoría no tienen fuerza bastante. Si se dejan a un lado los textos, que nada dicen de lo que se les ha querido hacer decir, ésta en primer lugar la onomástica personal, de carácter indoeuropeo, señalada por Gómez-Moreno. No obstante, la prueba es incompleta, porque nada dice de Guipúzcoa y muy poco de Vizcaya, además de ser excesiva, ya que en parte de (Alta) Navarra se descubren los mismos nombres que en la llanada alavesa. No hay que olvidar tampoco que la onomástica personal está demasiado sujeta a modas”. Otro ilustre lingüista como fue el alabés Henrique Knörr (1947-2008), especialista en onomástica y toponimia vasca, también se oponía a esta tesis.
Los datos arqueológicos son también contundentes. Si hubiera habido esa invasión, los restos arqueológicos anteriores nos hablarían de gente de tipo celta que no aparece por ningún lado, por ejemplo en las numerosas excavaciones sobre castros de la Edad de Bronce llevadas a cabo en Gipuzkoa por Xabier Peñalver recogidas en libros como “La Edad de Hierro, los vascones y sus vecinos”. En otro libro,“La Península ibérica en los comienzos de su historia”, el arqueólogo español y doctor en historia Antonio García Bellido -de los más importantes del siglo pasado-, afirmaba respecto a los pueblos del Ebro medio: “Ahora bien, tales pueblos no eran celtas, ni lo fueron nunca, aunque su cultura se nos aparezca hoy con claros rasgos de celtización. La razón de ello es la efectiva presencia en estas tierras o en sus proximidades de elementos celtas inmigrados y porteadores de una cultura superior (vivían ya en posesión de hierro) que acabaron de celtizar a los indígenas precélticos”. Qué decir más al norte de esos asentamiento del Ebro medio y alto (Aragón, Castilla Vetula, Alta Navarra y Alaba actuales).
Respecto a los posibles nombre celtas de la toponimia de la zona se reducen en realidad a dos, pues todos los demás o no son celtas o son interpretables mediante el euskera[1]. El primero es el río “Nervión”, en realidad en los textos de época romana se escribía “Nerua” donde la “u” y la “v” se leen igual y que no es más que un emperador romano del siglo I, aunque también podría ser Minerva, diosa romana de las aguas. La otra palabra es “Deba”, aunque se ha querido derivar de “ibar” (vega del río), sí es posible que sea celta con sus equivalentes en Asturias, Galicia, Huesca o Francia, pero también en Mesopotamia o la India, que perfectamente podría hablar de un asentamiento de legionarios romanos que se sabe eran celtas o celtíberos los que invadieron la costa vasca, como en el caso documentado de “Flaviobriga” (-briga es ciudad en celta), la cual se construyó sobre el poblado autóctono de Portus Amanun en algún lugar del río Nervión según Ptolomeo de Alejandría (s. I), el cual en su libro Geográfica escribía en griego: “los autrigones son contiguos de los cántabros en la costa y tienen la desembocadura en el río Nerua y la ciudad de Flaviobriga”. El historiador ronkalés B. Estornés Lasa en su libro “Orígenes de los vascos”, es muy claro cuando dice: “La capa céltica de nuestra toponimia, aunque escasa, marca un contacto de euskera y celta, cuya naturaleza y alcance ha de precisarse pero previamente sanados de la enfermedad de atribuir al celta cuanto semejante o parecido se señale entre ambas lenguas”. En el propio euskera la presencia del celta es muy escasa y dudosa en otros casos.
Es más, en Bizkaia y aún más en Alaba, van aparecido palabras en euskera según se van realizando excavaciones arqueológicas,en general en aras o pequeñas y gruesas columnas planas dedicadas a dioses locales o incluso personales: Illuna (Trespuentes), Aituneo (Araia), Helasse (Miñano Mayor), Aitea (Ollavarre-Olabarri), Ivilae (Forua), Umeritara (Otañes, autrigones hoy dentro de la CC.AA. de Cantabria), etc. Además de los innumerables términos en euskera de esta misma época en lápidas del pueblo de los ausko de Aquitania o Novempopulania,desde el Alto Garona hasta el Pirineo como en Zuberoa o Val de Arán (Catalunya actual).
El propio Julio Caro Baroja, el etnólogo español más importante del siglo XX, también se manifestó contra esta tesis de la invasión de los territorios occidentales de forma muy contundente:
No me explico cómo se puede sostener tal tesis si se observan los hechos:
Que en la provincia de Guipúzcoa, es decir, donde se ha conservado en total hasta el presente (el euskara), es donde menos vestigios romanos hay de toda España.
Que en la provincia de Vizcaya hay algunos más, pero siempre de poca consideración.
Que en la provincia de Álava, donde ya desde antiguo el castellano ha tenido grandes extensiones, la romanización resulta mucho más intensa, a juzgar por los vestigios arqueológicos.
Que en la provincia de Navarra la zona donde se ha conservado el vasco más fue la menos romanizada y donde se ha conservado menos fue la más romanizada.
Para admitir un corrimiento del vasco a las provincias en tiempo medieval habría que afirmar que del territorio sur de Pamplona y el Ebro, lleno de grandes ciudades y de memorias de la lengua latina, del territorio vascón según la clasificación clásica, las gentes romanizadas habían subido al norte e imponer una lengua no latina a no se sabe quién. Lo más probable es todo lo contrario, o sea que a partir del siglo IV los habitantes de la montañas, muy poco civilizados siempre, aprovechándose de la debilidad del Imperio, bajaran al sur”.
En cuanto a los documentos históricos, ninguno menciona la cuestión de la “invasión”, es más, las cronologías asturianas del siglo IX hablan de Alaba y Bizkaia en los siglos anteriores como “tierras siempre poseídas por sus moradores”, además de Orduña, Aiala, Berrueza, Deio y Pamplona-Iruñea. Entre los historiadores que más ha profundizado en la historia altomedieval baskona está sin duda B. Estornés Lasa, el cual en el libro mencionado era también muy contundente y habla de la burda politización de la cuestión: “Se ha querido, con propósitos partidistas, presentar a los vascongados como gentes “vasconizadas” por alguna invasión de los vascones navarros sobre el occidente vardulo, pero es precisamente en (alta) Navarra donde vienen empleándose este adjetivo para y por los navarros mismos. Y, aun fuera de ella, lo vemos en la misma literatura castellana refiriéndose a los navarros ya desde el siglo XIV”.
Frente a los historiadores favorables a la tesis de la “vasconización” (ninguno de renombre en la historiografía vasca), existe en contra de la misma un conjunto de historiadores muy cualificados como: Arturo Campión, Juan Plazaola, Antonio Tovar, José María Jimeno Jurio, etc.
Es más, la tesis resulta anacrónica si se observa que hay que esperar por primera vez al siglo XVIII para que se les llamaran “Provincias Vascongadas” a Alaba, Gipuzkoa y Bizkaia, y “vascongados” sólo a sus habitantes. De hecho, la nueva denominación parcial no cuajó hasta el siglo XX y en los textos de las Guerras Carlistas del siglo XIX e incluso después, es común llamar vascongados también a los alto navarros. El principal historiador bizkaíno del siglo XX, Andrés de Mañaricúa (1911-1988), lo explicaba así: "Vascongado no era el que no siendo vasco fue vasconizado, como muchos pensaban apoyados en una etimología que lo derivaban del latín vasconicatus, y que se ha repetido hasta hoy. Era el hombre de habla vasca: así un (alto) navarro vascoparlante era vascongado”.