La existencia de euskaldunes musulmanes en la Ribera
Es un hecho cierto que ha habido durante
muchos siglos en las localidades de la Ribera euskaldunes de religión
musulmana lo que no dejará de sorprender a algunos, no tanto por lo
verosímil de la información como por los prejuicios ideológicos y
religiosos que les impiden verlo con normalidad, quizás por la ignorante
y políticamente interesada reducción de lo vasco a la montaña,
impulsada por los conquistadores castellanos desde el siglo XVI.
Los nombres de persona euskéricos
reflejados en la documentación de los siglos XI al XVI de la Ribera
Tudelana recopilados por Jabier Sainz Pezonaga nos dejan constancia de
los nombres de numerosos musulmanes, según acaba de publicar en Fontes
Linguae Vasconum: “Se nos plantea la existencia en la Ribera de
Navarra de moros euskaldunes, de gentes de religión musulmana
vasco-parlantes”. “Nos abre la perspectiva de considerar la pervivencia
del euskera en la Ribera durante los siglos de la dominación musulmana
en convivencia con la lengua árabe y el romance mozárabe”, aunque también habría euskaldunes mozarabes.
A las investigaciones del citado autor
hay que añadir las publicadas en los últimos años por José Mª Jimeno
Jurio, Martín Martínez Saenz de Jubera y Erlanz Urtasun -este último ha
descubierto un pleito de 1535 donde todos los testigos agricultores de
Tudela y comarca afirmaban que para ser veterinario allí era necesario
saber euskera- en fin todos ellos han puesto de manifiesto la existencia
de pruebas irrefutables sobre la continuación del euskara en el Valle
del Ebro incluida su margen derecha durante las épocas, romana, goda y
musulmana.
El Jurado de la Aljama de Tudela el año
1309 era Mahoma Ocharra u Oxarra. Otros moros navarros: Mahoma Ezquerro
en Ablitas, Abarqua en Cortes y Ribaforada, Çuri judío de Tudela, Çurra,
Gazcarro, Caparra, Zatiquero, Barrena, etc. En Ribaforada, Cascante,
Monteagudo, Cintruenigo, Corella, Araciel, Cabanillas, Fustiñana,
Arguedas y Cortes es común el apellido “Navarro” entre los moros de
dichos pueblos. El motivo es su significado étnico-lingüístico. Es
decir, son riberos euskaldunes autóctonos de religión musulmana.
La Vasconia musulmana y su influencia en la historia navarra
La realidad histórica nos muestra que
con los diferentes conquistadores que ha padecido esta tierra se pueden
hacer dos grupos; primero, los que a pesar de todo dejaron como balance
un fortalecimiento político y cultural y también desarrollo económico:
Roma y los musulmanes; segundo, los que por el contrario han ocasionado
una secuela de destrucción y retraso: celtas, visigodos y castellanos.
En esta reflexión nos vamos a detener con los musulmanes.
Desde el punto de vista geopolítico
además de la Navarra reducida existe la Navarra marítima y la Navarra
Norpirenaica o gascona, pero también hubo una Navarra musulmana, o
Vasconia islámica, todo ello dentro del espacio vascón circumpirenaico y
sus cuencas del Ebro y Garona.
La realidad vascona del Alto Valle del
Ebro está acreditada durante toda la época romana, en el siglo V el
escritor de Calahorra Prudencio nos habla del Valle del Ebro vascón, y
también antes, pues la penetración céltica constatada a partir del siglo
VI a. de C. desaparece con Roma en el siglo II a. de C. Esta condición
vascona, política y cultural, no acaba en la época de la vecina Hispania
visigoda, siglos VI y VII, ni después con los musulmanes, siglos VIII a
comienzo del XII. Durante dichos periodos de tiempo no hubo cambios
demográficos reseñables, prácticamente ninguno con las incursiones godas
y pequeños con los musulmanes.
La historiografía en general ha obviado
la influencia que tuvo en el conjunto de Vasconia su ámbito musulmán. No
se ha tenido en cuenta ni se ha estudiado suficientemente el papel de
esta realidad histórica y su repercusión. Hasta el punto de que sin la
presencia de los vascones musulmanizados no sería posible entender la
historia de Navarra.
Hay quienes desde la historiografia
gran-nacional española han querido ver en el Conde Casius, iniciador de
la familia de los muladíes Banu Qasi, a un noble godo. Sin embargo, es
mucho más verosímil, con las fuentes disponibles, que Casius fuese un “possessor” o “rico hombre”,
cuyo asentamiento familiar, por ubicación geográfica y política,
radicaba en la zona de Borja, Tarazona, Alfaro, Cascante y Calahorra,
que hundía sus raíces entre los romano-vascones del Valle del Ebro.
Casius a la llegada de los musulmanes al
Valle del Ebro abrazó su religión, siendo el origen de la familia Banu
Qasi, pero siguió manteniendo las intensas relaciones políticas y de
parentesco con los demás dirigentes vascones vecinos. Casius estableció
juramento de fidelidad con los Califas Omeyas de Damasco a donde se
trasladó personalmente, vínculo que se mantuvo durante doscientos años
hasta la caída de los Omeyas de Córdoba lo que coincide también con el
fin de los Banu Qasi.
La viuda del padre de Eneko Aritza, se
casó con el Banu Qasi Fortun ben Fortun, por lo que Eneko Aritza primer
rey de Pamplona y Muza ben Muza señor de los riberos musulmanes eran
hermanos. Este pequeño “reino” musulmán actúa formando parte
del emirato y a veces de forma casi independiente. En el año 824 al
proteger a los vascones de Pamplona del califato cordobés, se hizo
posible la consolidación del Reino de Pamplona frente al expansionismo
franco. Primero Muza ben Fortún y después Muza ben Muza al mando de la
Vasconia musulmana fueron el apoyo más eficaz de Eneko Aritza en el
nacimiento y consolidación del Reino de Pamplona.
Los tudelanos y Sancho III el Mayor
El episodio, que ha llegado hasta
nosotros relatado por un testigo, que se recoge en la dajira de Ibn
Bassam, nos deja constancia de cómo los tudelanos en tiempo de Sancho
III el Mayor, desobedeciendo al regulo de Zaragoza, y defendiendo los
intereses del citado rey de los vascones, cortan el paso al Conde de
Castilla que se dirigía a establecer una alianza con el Conde de
Barcelona contra Navarra: Pero las gentes de Tudela, entonces
altivos y poderosos, desaprobaron aquello y decidieron contrariarle para
evitar el baldón [de dejar pasar al Conde], que enterado de todo esto,
cuando estuvo cerca de la ciudad, envió mensajeros para convocar a una
comisión de sus notables con los que hablaría en el camino”. Pero
la mayoría de los tudelanos considerándolo enemigo quiso atacarle y el
castellano Sancho les repelió. Entonces los musulmanes riberos se
encerraron tras sus murallas y el Conde de Castilla siguió su camino.
Las informaciones que proporcionan las
fuentes musulmanas hablan de la llegada de habitantes a Tudela para
repoblarla procedentes de las localidades de su entorno, de la misma
Cascantum pues como señala Juan José Bienes Calvo los restos
arqueológicos que abundan en el subsuelo de la ciudad nos retrotraen a
la I Edad del Hierro, y a toda la época romana, sin solución de
continuidad, afirmando que la Caiscata indígena estaba en Tudela y que
sólo cuando se trazó la calzada romana del Valle del Ebro se trasladó a
la nueva Cascantum en el mismo Valle del Queiles, quedando la población
anterior dependiendo del Cascantum, Municipio Latino Viejo.
La primera noticia sobre Tudela es del
momento en que los vascones de Pamplona quizás dominados temporalmente
por los francos, aliados con los Banu Qasi atacan el año 802-3 “Madinat Tutila”, a la que toman y hacen prisionero a su emir Yusuf ben Amrus ben Yusuf.
En el Cerro de Santa Bárbara se alzaba
el alcazar musulmán, transformado posteriormente por los reyes de
Navarra en castillo y palacio. Durante el siglo XVI tras la conquista
española fue derribado en gran parte. Al mismo tiempo que eran
perseguidos y aún expulsados a África, aquellos musulmanes euskaldunes
originarios de la Ribera, aunque otros muchos se convirtieron al
cristianismo por las conminaciones de la Inquisición. Todo ello puede
explicar la mayor resistencia a la conquista castellana que tuvo la
merindad de Tudela.
Las construcciones musulmanas cuyos
restos arqueológicos están apareciendo dan fe de la importancia de
Tudela. Así los elegantes roleos de su Mezquita Mayor, encontrados en
la actual catedral que la reemplazó, fueron el cercano modelo de los
numerosos roleos, así como otros motivos y decoraciones arquitectónicas,
entremezclados con canecillos y modillones que adornan prácticamente
todas las iglesias románicas de la Navarra cristiana.
Por mucho que algunos se empeñen en
tergiversar estos hechos con la intención de apuntalar la impostura
historiográfica gran-nacional española y francesa, la historia es
sencillamente la realidad.
Tomás Urzainqui Mina
Como epílogo quiero mencionar de forma muy breve el caso de la necrópolis de Aldaieta,
en Álava (todo un clásico en este blog, aunque nunca le hemos dedicado
una entrada monográfica y eso es algo que va a cambiar pronto...),
fechada entre los siglos VI y VII d. de C. y en donde los análisis de ADN mitocondrial antiguo
detectaron la presencia de marcadores genéticos de origen norteafricano
en dos individuos, muy probablemente emparentados. Las fechas manejadas
para el yacimiento permitieron a los autores del estudio presentar esos
resultados como la prueba de una llegada de gentes del Norte de África a
la Península con anterioridad a la invasión de 711. Sin embargo y como
veremos en una próxima entrada, en este momento esa afirmación ha de
ponerse en cuarentena.